jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Cómo puedo controlar mis gastos?

“Con frecuencia me doy cuenta de que quiero comprar algo que no necesito ni me puedo permitir, solo porque está de oferta.”—Anna (Brasil).*
“A veces mis amigos me invitan a hacer cosas que salen caras. Pero yo quiero estar con ellos y divertirme. A nadie le gusta decir: ‘Lo siento, pero no tengo el dinero’.”—Joan (Australia).
¿T
IENES la impresión de que nunca te alcanza el dinero para tus gastos? Bastaría con que la paga que recibes de tus padres o tu sueldo fueran un poco más altos para que pudieras comprarte ese juego que quieres o esos zapatos que “necesitas”. Pues bien, ¿y si en vez de pensar en el dinero que no tienes, aprendes a controlar el que sí tienes?

Si todavía vives con tus padres, podrías esperar a independizarte para aprender a hacer un presupuesto, pero eso sería como si alguien se tirara de un avión sin antes aprender a usar el paracaídas. Aunque tal vezlograra averiguar cómo funciona mientras cae, ¿no crees que sería mucho mejor que se familiarizara con su uso básico antes de saltar?
De igual modo, el mejor momento para que aprendas a administrar el dinero es antes de tener que enfrentarte a la cruda realidad económica de la vida. “El dinero es para una protección”, escribió el rey Salomón (Eclesiastés 7:12). Pero para que te proteja, primero debes aprender a controlar tus gastos. Si lo logras, adquirirás más confianza en ti mismo y tus padres te tendrán más respeto.

Aprende lo esencial

¿Has preguntado alguna vez a tus padres qué gastos conlleva mantener a una familia? Por ejemplo: ¿sabes cuánto se paga cada mes por la electricidad, la calefacción y el agua, y cuánto cuesta mantener un automóvil, comprar alimentos y pagar la renta o la hipoteca? Tal vez te parezca aburrido hablar de estos gastos, pero recuerda que tú también contribuyes a ellos. Además, si decides independizarte, tendrás que empezar a pagarlos tú, así que te conviene familiarizarte con ellos. Pide a tus padres que te muestren algunas facturas y que te expliquen cómo se organizan para pagarlas.
Padre enseñando a su hija a hacer un presupuesto
¿Por qué no les pides a tus padres que te enseñen a hacer un presupuesto?
Cierto proverbio bíblico dice: “El sabio escucha y absorbe más instrucción, y el entendido es el que adquiere dirección diestra” (Proverbios 1:5). Anna, mencionada antes, cuenta: “Con mi padre aprendí a hacer un presupuesto y lo importante que es administrar los fondos familiares de manera organizada”. Su madre, por otra parte, le dio otras lecciones prácticas. “Me enseñó a comparar precios antes de comprar —explicaAnna—. Mi madre hacía maravillas con una cantidad mínima de dinero.” ¿Cómo benefició toda esta instrucción a Anna? “Ahora soy capaz de administrarme yo misma—contesta—. Soy muy cuidadosa con lo que gasto y así disfruto de la libertad y la tranquilidad que resultan de no tener deudas innecesarias.”

Reconoce los obstáculos

Con todo, hay que reconocer que en la práctica no te resultará tan fácil controlar los gastos, en especial si todavía vives con tus padres y recibes una paga de ellos o te ganas tu propio sueldo. ¿Por qué es esto así? Porque es probable que tus padres estén pagando la mayor parte de las facturas y que, por tanto, tú puedas gastar en lo que quieras gran parte de tu dinero. Y gastar puede ser divertido. “Es fácil y me gusta”, admite Paresh, un joven de la India. Sarah, de Australia, piensa lo mismo: “Me encanta comprar”.
Quizás tengas que luchar también contra la presión de tus amigos para que gastes más de la cuenta. Ellena, que tiene 21 años, dice: “Ir de compras se ha convertido en uno de los principales pasatiempos de mis amigas. Cada vez que salimos, parece haber una norma no escrita de que hay que gastar dinero para divertirse”.
Es normal que quieras encajar en tu grupo de amigos, pero pregúntate: “¿Gasto dinero cuando estoy con ellos porquepuedo permitírmelo o porque pienso que tengo que hacerlo?”. Muchas personas lo hacen para ganarse el respeto de sus amigos y compañeros. No obstante, este hábito puede provocarte graves problemas económicos, sobre todo si tienes tarjeta de crédito. La asesora financiera Suze Orman advierte lo siguiente: “Si siente la necesidad de impresionar a los demás por lo que posee y no por lo que es, hay muchas posibilidades de que se endeude con la tarjeta de crédito”.
Joven abre su billetera vacía

¿SERÁ TENER MÁS DINERO LA SOLUCIÓN?

¿Crees que ganar más dinero te ayudará a solucionar tu falta de control de los gastos? “Todos pensamos que un sueldo elevado bastará para resolver nuestros problemas económicos, pero son pocas las veces que sucede así”, comenta la asesora financiera Suze Orman.
Un ejemplo: imagínate que estás al volante de un auto que no puedes controlar o que lo manejas con los ojos cerrados. ¿Crees que echando más gasolina en el depósito te sentirás más seguro? ¿Piensas que aumentarán las posibilidades de que llegues sano y salvo a tu destino? De igual modo, si no aprendes a controlar tus gastos, ganar más dinero no mejorará tu situación.
En vez de llegar al límite de crédito de tu tarjeta o de gastarte todo el sueldo de golpe, ¿por qué no pruebas el método de Ellena? Ella explica: “Si voy a salir con mis amigas, hago cálculos y me impongo un límite. Dado que mi sueldo se ingresa directamente en el banco, solo saco la cantidad que necesito para salir. También me ha resultado práctico ir de compras solo con las amigas que son cuidadosas con el dinero y que me animan a buscar los mejores precios en vez de comprar lo primero que encuentro” (Proverbios 13:20).

Una valiosa lección cuando te dicen no

Aunque no recibas paga ni salario, puedes aprender grandes lecciones sobre la administración del dinero mientras todavía vives con tus padres. Pongamos por caso que les pides que te den dinero o que te compren algo, y ellos te responden que no. ¿Te preguntas por qué? Tal vez sea porque lo que quieres cuesta más de lo que permite el presupuesto familiar. Al negarte lo que pides, aun cuando les gustaría complacerte, te están poniendo un magnífico ejemplo de autodominio, una cualidad esencial para administrar bien el dinero.
También es posible que tus padres estén en situación de complacerte y, sin embargo, opten por no hacerlo. Quizás creas que son unos tacaños. Pero piénsalo bien: tal vez quieran enseñarte la valiosa lección de que tu felicidad no depende de obtener todo lo que desees. La Biblia dice al respecto: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos” (Eclesiastés 5:10).
Lo anterior se ve claramente en el caso de muchos jóvenes a los que sus padres compran todo lo que quieren y aun así, nunca están contentos. Sin importar cuántas cosas tengan, siempre sienten que necesitan comprar algo más. Con el paso del tiempo, los jóvenes acostumbrados a recibir todo lo que piden pueden convertirse en adultos desagradecidos. Salomón advirtió: “Si uno viene mimando a su siervo [o a un hijo] desde la juventud, este hasta llegará a ser un ingrato en el período posterior de su vida” (Proverbios 29:21).

La relación del dinero con el tiempo

En algunas culturas se dice que “el tiempo vale dinero”. En otras palabras, si se aprovecha el tiempo se gana dinero, lo que implica que si se malgasta el tiempo se pierde dinero. Pero esta idea, a la inversa, también es cierta: si malgastas el dinero, también pierdes el tiempo que te tomó ganarlo. Por eso, aprende a controlar tus gastos y aprenderás a la vez a aprovechar tu tiempo. ¿Por qué decimos eso?

TOMA EL CONTROL

¿Cuánto dinero gastaste el mes pasado? ¿En qué lo gastaste? ¿No lo sabes? A continuación te damos algunas sugerencias para controlar tus gastos antes de que estos te controlen a ti.
  • Apunta tus gastos. Al menos durante un mes, toma nota de cuánto dinero recibes y cuándo lo recibes. Apunta todo artículo que compres y cuánto te cuesta. Al finalizar el mes, suma lo que recibiste y lo que gastaste.
  • Hazte un presupuesto. En una hoja en blanco, dibuja tres columnas. En la primera, anota los ingresos que esperas recibir durante el mes. En la segunda, escribe en qué planeas gastar el dinero; tus gastos del mes anterior te pueden servir de orientación. Conforme vaya pasando el mes, apunta en la tercera columna los gastos reales que tienes: tanto los que habías previsto, como los que no.
  • Ajusta tus gastos. Si estás gastando más de lo previsto en algunas cosas y te estás endeudando, haz ajustes. Paga tus deudas y sigue controlando los gastos.
    Fíjate en lo que comenta Ellena: “Cuando controlo mis gastos, también controlo cuánto tengo que ganar. Haciéndome un presupuesto realista y ateniéndome a él, no me veo obligada a trabajar muchas horas para pagar grandes deudas, así que tengo mayor control de mi tiempo y de mi vida”. ¿No te gustaría tener el mismo control sobre tu vida?

Extraído de  ¡Despertad!  de junio de 2006

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